9/11/10

NO SON PRESOS DE CONCIENCIA

Carlos Hermida

La decisión del gobierno cubano de poner en libertad progresivamente a 52 presos ha tenido una enorme repercusión mediática, caracterizada, como siempre que se hace referencia a la realidad cubana, por las mentiras, las tergiversaciones y las deformaciones más groseras.

La inmensa mayoría de los medios de comunicación españoles han ocultado deliberadamente que estas personas habían sido juzgadas y condenadas por participar en una amplia conspiración contra el Estado cubano. Aquí reside la clave de la operación de desinformación e intoxicación ideológica en la que participan activamente los periódicos, la radio y la televisión. Los ciudadanos ahora liberados, y los que lo serán en los próximos meses, no son inocentes, pacíficos y angelicales presos de conciencia encarcelados por haberse atrevido a criticar a la pérfida dictadura castrista, sino activistas pagados por Estados Unidos para conspirar contra el régimen de su país, algo que está castigado en todos los códigos penales del mundo. A los periodistas y tertulianos españoles que durante varios días han criticado ferozmente al régimen cubano por violar los derechos humanos, hay que recordarles que nuestra Ley de Partidos ha ilegalizado las organizaciones de la izquierda abertzale y privado del derecho al voto a decenas de miles de ciudadanos vascos, y que recientemente nuestra democrática justicia ha sancionado al juez Garzón por investigar los crímenes del franquismo. Y a nuestros democráticos periodistas también se les suele olvidar que Amnistía Internacional lleva muchos años denunciando documentadamente en sus informes la práctica de la tortura en España.

Los individuos ahora excarcelados eran agentes del “Proyecto Varela”, cuyo objetivo no era otro que el de destruir el régimen socialista de Cuba por cualquier medio, incluyendo actividades violentas y la intervención militar. Este proyecto, diseñado por Estados Unidos, contando con la activa colaboración de la mafia cubana de Miami, contaba con una financiación de 40 millones de dólares.

Es importante recordar que la detención, juicio y encarcelamiento de estos mercenarios tuvo lugar entre 2002 y 2003, años en los que Cuba fue incluida en el definido por el presidente Bush como “Eje del Mal”y se atribuía al régimen cubano la posesión de armas biológicas. Fue en ese contexto de amenaza de invasión por parte de la Administración estadounidense cuando el gobierno cubano, en legítima defensa de su ordenamiento jurídico y soberanía nacional, detuvo a unos ciudadanos que pretendían, y siguen pretendiendo, acabar con el ordenamiento político y jurídico de Cuba.

Los medios de comunicación insisten en hablar de presos políticos y de conciencia reprimidos brutalmente por la tiranía castrista, pero ocultan celosamente que las organizaciones del llamado exilio cubano y sus agentes en el interior practican actos terroristas que en España están castigados con larguísimas penas de prisión.

Desde hace cuatro décadas el pueblo cubano ha sido víctima de actos terroristas concebidos y financiados en su inmensa mayoría por Estados Unidos. Como resultado de las 681 acciones terroristas llevadas a cabo desde 1959, debidamente probadas y documentadas, han resultado muertas 3.478 personas y otras 2.099 quedaron incapacitadas.

En 1960 el gobierno de Estados Unidos aprobó el “Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro”, conocido como “Operación Mangosta”, que autorizaba la creación de una organización secreta para operar dentro de Cuba, y en 1962 se adoptó el “Proyecto Cuba”, que contenía 32 tareas de guerra encubierta contra el régimen cubano.

Entre 1959 y 2001, 51 aviones cubanos fueron secuestrados y dirigidos a Estados Unidos. El 6 de octubre de de 1976 se produjo el más brutal atentado terrorista, cuando en pleno vuelo estalló una bomba en un avión civil de la compañía Cubana de Aviación, resultando muertas 73 personas. El atentado fue cometido por mercenarios venezolanos contratados por dos conocidos terroristas cubanos: Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, reclutados por la CIA desde 1960. Incluso dentro de Estados Unidos se han cometido acciones contra intereses cubanos. El 5 de junio de 1976 la Misión de Cuba ante la ONU fue objeto de un atentado con explosivos; en marzo de 1980 se colocó una bomba en el automóvil del Representante Permanente de Cuba ante la ONU, en Nueva York, y en septiembre de 1980 fue asesinado el diplomática Félix García, integrante de la representación cubana ante Naciones Unidas.

A partir de 1992 fue la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) quien asumió la organización de las acciones terroristas contra Cuba, fundamentalmente contra instalaciones turísticas. En 1997, mercenarios de la Fundación hicieron estallar siete bombas en instalaciones hoteleras.

A los periodistas se les debe exigir que tengan una mínima honestidad profesional y analicen los hechos con objetividad. Lo que no es admisible es que en España la prensa niegue la condición de presos políticos a los militantes de ETA, con el argumento de que están condenados por delitos terroristas, y se conceda el estatuto de presos de conciencia a mercenarios que se dedican a colocar bombas en aviones y hoteles. Y tampoco es de recibo que la Comunidad de Madrid, presidida por Esperanza Aguirre conceda cuantiosas subvenciones a la Fundación Hispano-Cubana, creada en 1996 y a la que se relaciona directamente con la FNCA, responsable, como ya hemos visto, de criminales atentados contra Cuba.

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