17/3/09

Bolonia: ¿qué opinan los profesores?

Proyecto Aurora

Muchas veces los estudiantes que nos oponemos al Plan Bolonia somos presa del desánimo ante lo difícil que es que nuestros esfuerzos se materialicen en conquistas tangibles. Alguna gente ajena al mundo universitario se interesa por el conflicto, pero la gran mayoría de la sociedad -y peor, de la comunidad universitaria- se mantiene al margen o sólo recibe la propaganda del Gobierno.

El objetivo de los bolonios instalados en las estructuras de poder de las universidades ha sido siempre dividirnos para desactivar el movimiento anti-Bolonia. Tristemente, a menudo lo han conseguido. Si hace unos días veíamos cómo los estudiantes pedían la implicación de los profesores en la lucha contra Bolonia, hoy vemos que la llamada no ha caido en saco roto. Por eso y porque siempre se ha intentado incidir en la diferencia de intereses y puntos de vista de estudiantes y profesores, nos ha parecido valiente y muy necesaria la iniciativa de un grupo de docentes que han firmado el manifiesto contra Bolonia. Nos hemos acostumbrados a pensar en alumnos y profesores como colectivos enfrentados, pero muchas veces nos sorprendería ver cuánto tenemos en común si nos paráramos a hablarlo.

Declaración de profesores e investigadores universitarios sobre la huelga del 12 de marzo contra la actual reforma universitaria (Plan Bolonia)

Quienes firmamos este escrito, todos profesores e investigadores universitarios, declaramos, en primer lugar, que nos ha decidido a redactarlo y a hacerlo público el espectáculo bochornoso de la respuesta institucional a los estudiantes contrarios a los principios y al modo de implantación de la actual reforma universitaria. No es difícil pronosticar en qué quedará el desigual pulso entre, por un lado, universitarios que piden el aplazamiento de la puesta en marcha de dicha reforma hasta que una verdadera discusión pública haya esclarecido su sentido general y su contenido preciso y, por otro, el poderoso complejo gubernativo-gerencial-mediático responsable de la reforma misma y del diseño y ejecución de la actual campaña de “información” sobre el denominado plan Bolonia.

Pero la sociedad española debe saber que, lejos de tratarse de energúmenos antisistema o desinformados adolescentes, los estudiantes del llamado “movimiento anti-Bolonia” son, en este momento, los únicos miembros de la comunidad universitaria que están teniendo la lucidez, la responsabilidad, el coraje y la generosidad suficientes para defender inflexiblemente, contra su sustitución por una cosa bien distinta, el concepto mismo y las condiciones de existencia de un verdadero sistema de enseñanza superior. Los únicos interesados, al parecer, en la supervivencia y ratificación de una institución que conserve de “Universidad” algo más que el nombre y que permanezca ligada a los ideales de la Ilustración por algo distinto de la propaganda. Lo hacen en un país y en un mundo que se muestra incapaz de entender y respetar una actividad como el estudio, en un país y en un mundo que desprecia la idea misma de una búsqueda desinteresada de la verdad, que ignora, en general, todo lo que una larga tradición llamó teoría, y que apela al “interés de la sociedad” para socavar las bases humanistas y los logros institucionales del concepto político de igualdad.

La sociedad española debe saber que somos muchos los profesores e investigadores que, quizá no tan generosos, quizá no tan valientes, y desde luego mucho menos eficaces que estos estudiantes, suscribimos plenamente sus planteamientos. Es más que probable que sean derrotados en su esfuerzo por conservar el tesoro de independencia científica y de libertad académica que todavía connota la palabra “Universidad”, que el estruendo y los publi-reportajes diseñados para desactivarla distorsionen lo más hondo de la exigencia de estos muchachos: la exigencia de que no desaparezca de su país el lugar y la promesa de una posibilidad de vida seria, regida por el amor al saber y a la realidad. Esa promesa nos encaminó a la Universidad cuando éramos estudiantes: reconocíamos en ella el lugar que guardaba la libertad para la verdad como su esencia más propia, el fin del colegio y los tutores, la oportunidad también para nosotros de convivir, como adultos, con hombres sabios que no tenían otro interés que la investigación de las cosas del mundo, por ellas mismas, por amor del conocimiento.

Por eso, si los estudiantes son derrotados en su defensa de la Universidad pública quisiéramos que se nos considerara derrotados con ellos. Y por esta misma razón, nos sumamos a la llamada que hacen a la comunidad universitaria, y pedimos apoyo a la huelga y manifestación del 12 de marzo en defensa de la Universidad pública.

Los interesados en adherirse a esta declaración pueden registrar sus datos (nombre y apellidos, vinculación institucional, Facultad/Departamento y Universidad) en el siguiente formulario.

Ver lista de adhesiones http://spreadsheets.google.com/pub?key=pZwL-lvIAxO7B-lazeArIEA

Fotos: EFE.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No soy ni profesora ni investigadora, pero quiero unirme a compañeras y compañeros de la UNED que se han adherido a ésta declaración. Nosotros, estudiantes en unas circunstancias bastantes peculiares, no dejamos por ello de pertenecer a la comunidad universitaria, y también nos importa, y mucho, lo que pueda ser de nuestra universidad a partir de ahora. Sentimos, que todos vamos en el mismo barco, y si éste naufraga, nos hundimos todos.

No olvidemos que un alto porcentaje de alumnos de la UNED, pertenecemos a ésta universidad por ampliar conocimientos, el saber por el saber y la búsqueda "de la verdad" a través de ése conocimiento que, personalmente creo, nos hará más críticos y así más libres.

Volodia dijo...

La declaracion esta es uno de los grandes ejemplos de lo que esta suponiendo la lucha contra bolonia en cuanto a organizacion, concienciacion y solidaridad en el seno de la comunidad universitaria