16/2/09

Aurora cultural: Lecciones del pasado: la victoria del Frente Popular en febrero de 1936

Proyecto Aurora

Hoy hace 73 años de la victoria del Frente Popular en las últimas elecciones republicanas, fecha muy querida por los miembros del Proyecto Aurora. A pesar de no ser una fecha "redonda", hemos encontrados algunos homenajes muy interesantes, entre los que nos ha interesado especialmente este artículo de la Plataforma de Ciudadanos por la Republica que reproducimos a continuación.

Agradecemos especialmente a los autores su voluntad de colaboración y su permiso para publicarlo.

Lecciones del pasado: la victoria del Frente Popular en febrero de 1936

Juan M. Quevedo / Carlos Hermida

El 16 de febrero de 1936, en las que a la postre serían las últimas elecciones plenamente democráticas en España, obtuvieron la victoria las fuerzas obreras y burguesas de izquierda unidas en una coalición conocida como Frente Popular. El Frente estaba formado alrededor de un núcleo irreductible: continuar el programa reformista de la República y cerrar el paso al fascismo.

El modelo de Frente Popular se había utilizado ya en otros países amenazados por la victoria del fascismo, como Francia, y era la política oficial de la Tercera Internacional y consecuentemente de los distintos partidos comunistas europeos. Es fácil dejar que los acontecimientos posteriores desvirtúen nuestra imagen de la victoria del Frente Popular. Tenemos que recordar que el mundo capitalista sufría una crisis que para muchos, capitalistas y anticapitalistas, era la última, la que señalaba el inminente colapso del sistema. En Europa, el fascismo se extendía como la pólvora aprovechando todos los resquicios que se le permitían. En los países democráticos la derecha se volvía más agresiva, más fascistoide, y planteaba abiertamente la destrucción de las instituciones parlamentarias y la liquidación de las libertades de la democracia burguesa.

En la España de 1936 existía el peligro real y tangible de una victoria de esa derecha agresiva y fascistoide en forma de la CEDA, cuyo líder, Gil-Robles, había estado a punto de asumir la presidencia de la República. La izquierda supo ver ese peligro y se unió para no caer en el abismo. Pero no nos equivoquemos: tanto mérito como los dirigentes lo tuvieron los electores, que supieron elevarse por encima de sus diferencias y votar un programa común. Esto no es un asunto baladí: un vistazo alrededor era demoledor. El tan famoso ruido de sables estuvo presente siempre que España no se ajustó a los planes de la oligarquía tradicional, Francia estaba políticamente paralizada por sus contradicciones internas, Hitler violaba impunemente las cláusulas del tratado de Versalles y nuestros vecinos portugueses e italianos, tantas veces espejo de nuestra propia realidad, estaban dominados por una dictadura hostil y represora. Con una crisis que bien podría terminar con “las débiles y caducas democracias”, votar al Frente Popular era un verdadero acto de valor y conciencia de clase.

Además de reconocer su coraje en estos momentos y los que habrían de venir, debemos aprender las lecciones que les costaron la vida o la libertad a esos españoles de izquierda. Hoy, como entonces, estamos al final de una etapa, por mucho que nos quiera vender la oligarquía que es algo coyuntural. Hoy, como entonces, el miedo campa a sus anchas, el mismo miedo que fue caldo de cultivo del fascismo: miedo a perder lo que se tiene, miedo al que es más pobre, miedo al que es diferente, un miedo que siempre se convierte en odio. Hoy, como entonces, el fascismo más peligroso es el sutil, el que se reviste de los ropajes de la regeneración, como la nueva derecha europea de Sarkozy.

La derecha en España siempre consigue lo que se propone cuando no hay oposición, porque no le importan los métodos. Desde el momento mismo de las elecciones, la derecha no aceptó la victoria del Frente Popular. Franco y Gil Robles hicieron gestiones la noche del 16 de febrero para que Portela Valladares anulara los comicios y declarase el estado de guerra. Al no conseguirlo, las fuerzas derechistas (Falange, carlistas, CEDA y Renovación Española) los militares agrupados en la Unión Militar Española, los generales africanistas e importantes sectores de la oligarquía española comenzaron a conspirar para derrocar la República, con los resultados de todos conocidos.

El gran error del gobierno durante los meses que precedieron al golpe militar fue no desactivar de forma contundente las tramas golpistas, civiles y militares, que se tejían desde febrero de 1936. Los cambios de destino propuestos para los generales Franco y Mola fueron desafortunados y contraproducentes y, salvo el encarcelamiento de José Antonio Primo de Rivera, carlistas, cedistas y monárquicos actuaron impunemente contra la República. La negligencia del gobierno a la hora de reprimir las actividades golpistas no era cuestión de incapacidad política o falta de información, sino que reflejaba también las contradicciones en el seno del Frente Popular entre un gobierno integrado exclusivamente por la izquierda republicana y las fuerzas obreras que lo apoyaban en las Cortes.

Desde sus inicios, el gobierno del Frente Popular fue fiel a su programa. Se decretó una amplia amnistía y 30.000 presos políticos fueron liberados; se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña y comenzaron a tramitarse los Estatutos de Galicia y el País Vasco, y se obligó a las empresas a readmitir a los obreros despedidos por causas políticas durante 1934 y 1935. Pero sin duda la acción gubernamental más decisiva se produjo en relación con la cuestión agraria. El 20 de marzo, un decreto declaraba expropiables las fincas que radicasen en términos municipales de gran concentración de propiedad, censo elevado de mano de obra agraria y predominio de cultivo extensivos, disponiendo momentáneamente la ocupación temporal por parte de las organizaciones campesinas. Cinco días después, al amanecer del día 25, ochenta mil campesinos de Badajoz y Cáceres ocuparon la mayor parte de los latifundios extremeños y organizaron su explotación. Las ocupaciones, que también se produjeron en otras provincias, eran legalizadas por el Ministerio de Agricultura, que se encargaba de enviar técnicos para organizar las explotaciones. El 15 de junio las Cortes restablecieron la Ley de Bases de la Reforma Agraria de 1932, reorganizaron el Instituto para la Reforma Agraria y simplificaron los trámites de expropiación. Entre febrero y junio de 1936 fueron expropiadas 232.199 hectáreas, distribuidas entre 71.919 familias campesinas, la mayor transferencia de propiedad rústica desde que se proclamó la República. La reforma agraria se convertía en realidad.

La unidad de las fuerzas de izquierda demostró que es capaz de cambiar de verdad un país, emprendiendo unas reformas que hubieran transformado a España de un país semi-feudal y atrasado en un país pujante que superara sus complejos con los vecinos del norte. Más aun, el Frente Popular demostró que juntos podemos detener al fascismo y forzarle a revelar su verdadera cara. Hoy, que no tenemos ni una república ni grandes partidos de izquierda sobre los que construir la unidad, debe surgir desde abajo. Es cometido de la gente con conciencia política trabajar cada día para construir esa plataforma a la que puedan unirse los defensores de la clase obrera. Debemos estar abiertos a la pluralidad que nos informa y trabajar con todos los sectores, pero especialmente con los más vulnerables.

Si permitimos que el miedo anide entre nosotros y separe a los trabajadores en falsas subdivisiones de natural o extranjero, centralista o periférico, joven o maduro, hombre o mujer, estaremos abriendo las puertas de aquello por lo que hemos luchado a los lobos a sueldo del capital.

Debemos unirnos porque la unidad de la izquierda nos protege, pero, sobre todo, debemos unirnos porque la unidad conquista. Sólo unidos podremos derribar esta pseudo-democracia que es la siniestra monarquía borbónica, la del capital, y proclamar la IIIª República; una República construida desde abajo, día a día y al servicio de las clases populares y el progreso. La crisis es nuestra oportunidad de conseguir lo que tanto anhelamos, aprovechar el momento en que todo el sistema, por inestable, está expuesto al cambio.

Se acerca el invierno, y es de los fríos. De lo que hagamos ahora depende que amanezcamos a un otoño de nueva dominación más dura y refinada de la derecha neofranquista o a una primavera republicana.

NOTAS

Además de las referencias generales que encontramos en los numerosos libros dedicados a la II República, la etapa del Frente Popular se aborda de forma específica en la siguiente bibliografía:

GARCÍA DELGADO, José Luis (edición): La II República española. Bienio rectificador y Frente Popular, 1934-1936. IV Coloquio de Segovia sobre Historia Contemporánea de España, dirigido por Manuel Tuñón de Lara. Madrid, Siglo XXI, 1988.

JACKSON, Gabriel: Costa, Azaña, el Frente Popular y otros ensayos. Madrid, Turner, 1976.

JULIÁ, Santos: Los orígenes del Frente Popular en España. Madrid, Siglo XXI, 1979.

JULIÁ, Santos: La izquierda del PSOE (1935-1936). Madrid, Siglo XXI, 1977.

TUSSELL, Javier: Las elecciones del Frente Popular. Madrid, 1971. 2 vols.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el aniversario de ésta entrañable fecha para los miembros del Proyecto Aurora.

Me uno a todo lo expuesto en el artículo. No puede ser que sigamos viviendo bajo una institución totalmente anacrónica como es la monarquía, sea del tipo que sea, siempre me he resistido a nada impuesto, y muchísimo menos a aceptar algo por lo que ni siquiera se me ha preguntado, aunque sea para hacer "el paripé": transigir en mantener a una familia que no nos representa en nada y a los que debemos mantener con todos sus privilegios sin dar cuenta a nadie, ni poder estar sujetos a críticas como el resto de ciudadanos, sólo por el hecho de tener un apellido, que por otra parte, vista la historia, no me parece nada digno ni ilustre.

Siempre me han gustado las utopías porque sé lo que pocos saben: que por serlo no son imposibles. Ahí va una de las mías: un referéndum, uno que pida la opinión a los ciudadanos sobre si quieren una república o seguir manteniendo por los siglos de los siglos a toda una troupe a cuyas damas no les importa parir las veces que haga falta porque los "subvencionamos" todos los españoles.

Muchísimas gracias por la bibliografía que habéis señalado, personalmente me va a ser de gran utilidad, aunque sea más afecta a unos autores que a otros, de todo hay que leer para poder opinar.

¡¡ Viva la III República española !!!